Admítelo. Tu torpeza con las plantas.
- Nathalie Herrera
- 26 may 2016
- 2 Min. de lectura

Advierto que este artículo está basado en experiencias desafortunadas de varias personas con las que he conversado. Lo que deja claro que "no solo te ocurrió a ti"
Admítelo: En tu niñez o juventud, la única planta que sembraste de cero y trataste de cuidar con tu alma, fue el frijolito sembrado en un frasco que finalmente terminaste botando a la basura porque su sustrato amarillento (casi verde) ya apestaba y el agua parecía mas bien un brebaje listo para beber.
Admite que cada vez que tu adorada mamá al salir de viaje una semana (o incluso menos) y luego de recomendarte a tí y a tus hermanos no olvidar regar las "maticas", al regreso se encontró con una suerte de chamizos deshidratados (como para té) o todo lo contrario: podridos de tanta agua.
Reconoce que más de una vez en tus ratos de juego en el barrio, tronaste alguna desdichada matera de terracota ajena jugando fútbol y que jamás repusiste o pagaste.
Admite que en tu rebelde juventud trataste de criar una planta de cannabis escondida entre el jardín de tu casa o en alguna ventanita por ahí y que debido a tu torpeza e ignorancia terminaste fumándola con todo y tallo al cabo de unas pocas semanas.
Admite que las plantas en tu época de universidad te importaron un comino a menos que estudiaras biología o arquitectura del paisaje.
Acéptalo: Recién te casaste y te fuiste a vivir con el amor de tu vida, tu mamá te recomendó a manera de ordenanza: "Cómprate al menos una plantita que eso es de buena suerte y le da buenas energías al hogar".
Admítelo: Estás estrenando apartamento y jamás en tus treinta y pico de años de presencia en éste planeta has tenido verdaderamente una planta. Las que han convivido contigo a lo largo de tu vida, han sido más bien unas "hermanas" menores bajo la custodia amorosa y atenta de tu progenitora.
Admítelo: Las "maticas" te están empezando a gustar y las ves con otros ojos , las estás empezando a necesitar en todos los aspectos de tu vida. Tu casa la sientes fría y vacía a pesar de tener esos muebles y cuadros divinos que compraste.
Admítelo. Necesitas poner algo verde. Tu mamá tenía razón. Gastas una fortuna en el vivero a las afueras de la ciudad, pero ¡oh sorpresa! miras y te das cuenta que no tienes "buena mano pa' las matas": se te muere la mitad y la otra, apenas sobrevive afeando tu morada. Consideras en algún momento la penosa decisión de comprar plantas de plástico... Te rindes, hay pero algo en tu interior que desea seguir. Admites que no sabes y quieres aprender. ¡Bien por tí! Por eso estás aquí.
¿Y tu? ,¿Qué otra mala experiencia tuviste con las plantas?
Comments